No tenemos wifi, hablen entre ustedes”. Es el cartel tras el mostrador de una cafetería en San Cugat del Vallés a la que suele ir a desayunar Santiago Tejedor. Al mirarlo, sonríe.
Llevo tres horas oyendo a los monjes cantar y recitar las monótonas lecturas de las Escrituras, en la iglesia principal del siglo X del monasterio de Iviron, en el Monte Athos.